La Fe, cabe recalcar que la tecnología nos ha ayudado a superarnos y facilitarnos la vida, la tecnología le ha ganado a los libros, maestros, ambiente, valores hasta a la inteligencia misma; pero no puede superar a la fe que tienen las personas, y un gran ejemplo de esto es el relato que les voy a contar:
La madre de una excelente profesora de mi colegio, lamentablemente sufrió de cáncer el cual tuvo que recibir quimioterapia como radioterapia, como resultado de eso quedo muy débil. Los días transcurrían, y la señora comenzó a vomitar y vomitar y no paraba de hacerlo; en el hospital que estaba internada le diagnosticaron metástasis por lo cual solo le quedaban días o mejor dicho, horas. Triste, la familia de mi profesora, la llevaron a casa a esperar lo inevitable, pero nunca perdieron las esperanzas y como última opción la llevaron a otro hospital donde le reafirmaron que tenía metástasis. El doctor, desilusionado, dijo que el único acto de humanidad que él podía hacer era una cirugía pero igual no era segura ya que podía sucumbir en el transcurso del día o en plena operación, como la señora estaba tan deshidratada le tuvieron que poner un suero en la yugular, a la pobre señora ni se la podía topar ya que le dolía mucho su cuerpo. Finalmente el día llego, toda la familia de mi profesora, desde tías hasta bisnietos estaban en la clínica y antes de que la operación comience la familia se acomodo alrededor de la señora y comenzó a orar de forma ferviente, no era cualquier oración sino una con toda el alma y fe que le tienen a Dios, una oración que como diría mi profesora “viene desde el tuétano de los huesos”. Una hermana de mi profesora, fue quien estuvo en la operación, al terminar el proceso, ella salió llorando y toda la familia pensó inmediatamente”Está con Dios ahora, dejándonos atrás”; pero fue todo lo contrario ella estaba llorando de la alegría ya que su madre no tenia metástasis, todo su cuerpo está totalmente limpio, a excepción de una pequeña hernia y una infección en su colonoscopia. El doctor en shock se dirigió a la familia y se arrodillo ante ellos sin poder creer lo que había pasado, el decía “esto es un milagro, esto es un milagro; es la prueba de que Dios la ha ganado una vez más a la ciencia”, asegurando a todos que ella viviría por mucho tiempo. El día que nuestra profesora cuento esto se podía ver la felicidad que radiaba, la paz que tenia y sobe todo el agradecimiento inmenso hacia Dios.
Esto nos enseña que ni la maquina más sofisticada o la mente más brillante puede superar la fe que tienen las personas. Nos demuestra que Dios es grandioso y misericordioso, Él siempre está ahí para nosotros, el nos cuida y a la vez nos enseña. Él nunca nos quiere ver triste, pero en el sufrimiento nos muestra la grandeza de su misericordia y amor. Como una enseñanza para compartir sería decirles, comenzando por una frase que suena mucho en mi corazón y es: “el agradecimiento es la felicidad multiplicada por la sorpresa” y esto es un llamado de atención para todos, empecemos a ser más atentos, fijémonos en lo que nos rodea y sobretodo dejémonos maravillar por los milagros más pequeños que suceden día a día, desde un amanecer nuevo hasta poder decirle a nuestros seres queridos lo mucho que los amamos. Olvidemos aquellos aparatos que solo nos distraen y llenan de bulla y empecemos a vivir un mundo real y lleno de esperanza.