Desde siempre los amigos y amigas con quienes se llevan los jóvenes han sido y seguirán siendo un dolor de cabeza para los padres de familia, ya que como consecuencia de esto se puede notar claramente como sus hijos cambian su actitud que la mayoría de veces los llevan por caminos errados como droga, alcohol, embarazos no deseados, enfermedades venéreas, y un sin número de consecuencias que podrían llegar a estropear sus vidas sin remedio.
Pero en esta sociedad actual no solo encontramos malas influencias, claro que también existirán amigos que saben que información dar y que no dar, es por eso que los padres deberían saber distinguir muy bien entre estos dos grupos, y saber si sus hijos tienes buenas o malas amistades que simplemente los pueden llevar a mejorar en sus actitudes o por lo contrario a “meter la pata” como comúnmente se suele decir.
Es verdad que no hay soluciones exactas para solucionar este problema sin embargo es posible que con un poco más de atención de los padres se pueda lograr que sus hijos no se dejen llevar por malos pasos. Los padres deberían aprender a dialogar con sus hijos y a la vez conocer a sus amistades, con esto se podría evitar que salgan con amigos que ni siquiera conocen. Además es imprescindible que se fijen normas de comportamiento y reglas que deben ser cumplidas a cabalidad, con esto evitaremos que en un futuro los jóvenes tengan actitudes indisciplinarías y falta de respeto hacia sus padres.
Los jóvenes buscamos en los amigos lo que no tenemos en nuestra familia, sin embargo si en casa tenemos un hogar bien formado, respeto, confianza pero sobre todo apoyo y buenos consejos, seguramente estaremos con amigos que realmente estén con nosotros porque quieren disfrutar sanamente y brindarnos su amistad sin meternos en caminos como droga, alcohol, sexo, etc. Es por eso que antes de dar toda nuestra confianza a nuestros amigos primeramente debemos conocerlos y saber de qué valores están formados para así poder fortalecer cada día con nuestras propias amistades, lo que en casa nos enseñan nuestros padres, evitando así malos momentos, vicios y decepciones.