Aun cuando muchos países intentan regresar a la normalidad, incapaces ya de mantener las medidas preventivas que han obligado a miles de millones de familia a permanecer resguardadas en sus hogares, el coronavirus sigue imparable. El mundo se acerca a los 9 millones de casos de coronavirus, entre los que se cuentan más de 468.000 muertes a nivel mundial.
La realidad del sector de salud en América Latina, aunque varía ligeramente en cada región, no era muy alentadora incluso desde antes que llegara el virus. El hecho de que en la actualidad se haya declarado que la región latinoamericana ya superó a Estados Unidos y Europa solo prueba lo que ya en ese entonces se creía.
La doctora Carissa Etienne, directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), ha afirmado que este no es el momento de bajar la fuerza de las estrategias preventivas.
Hasta ahora, Brasil encabeza el número de contagios —junto a Estados Unidos—, mientras que Perú, a pesar de haber sido uno de los primeros en ordenar el confinamiento, se posiciona en el segundo lugar. La situación de pobreza en Perú, es una de las principales razones a las que se adjudica su fracaso.
La necesidad de salir a trabajar, a pesar de las restricciones, afectó a una gran parte de la población. Por lo mismo, como medida de ayuda, el gobierno peruano intentó entregar soportes económicos, lo que causó aglomeraciones en bancos, mientras que su rica gastronomía, contribuyó a la aglomeración en mercados.
¿Se deben mantener las restricciones de distanciamiento?
La crisis económica que se avecina por la paralización de actividades, es una de las principales razones que ha llevado a los diferentes países del mundo a tratar de retornar a la normalidad. Sin embargo, para la comunidad médica latinoamericana, esto es un error.
En Estados Unidos, estos dos lados se enfrentaron en las calles. Protestantes contra el confinamiento y médicos uniformados, fueron protagonistas de imágenes que con seguridad formarán parte de la historia.
Aunque es difícil establecer quién tiene la razón, no se puede negar que la labor del sector de la salud ha sido ardua, de grandes y dolorosas pérdidas.
Por lo mismo, miles de doctores han recurrido a las redes sociales para dar a conocer parte de la cruel realidad que se viven en los pasillos de los hospitales: lo difícil que es el proceso de recuperación para un paciente que sufre coronavirus y su incapacidad para distinguir entre una persona joven, saludable, y otra que sea considerada de riesgo.