La propuesta Yasuní ITT (Ishpingo – Tambococha - Tiputini) surgió oficialmente en el 2007, fue expuesta por el Presidente de la República del Ecuador, el Economista Rafael Correa ante los países que conforman la Asamblea General de la Naciones Unidas, la misma tenía como objetivo resguardar y mantener bajo tierra los 846 millones de barriles de petróleo, siempre y cuando los demás países aportaran económicamente hasta alcanzar la suma de 3.600 millones de dólares, la cual sería destinada para impulsar proyectos de educación, salud y mejora del país.
Sin embargo la propuesta no tuvo la suficiente acogida y tan solo 15 gobiernos la apoyaron logrando así que en un periodo de 6 años se recolectara tan solo el 0,37 % de lo propuesto. En el 2013 el Presidente Correa dio por terminada la propuesta, dando a conocer que se extraería el crudo para satisfacer las necesidades y carencias a las que se afronta el país, fue cuando los demás países se dieron cuenta de la gran oportunidad que habían desaprovechado.
Los ecuatorianos no tardaron en alzar sus voces, unos a favor otros en contra. Las ventajas y desventajas son claras. Por una parte se ve afectada la vida de las comunidades humanas que residen en esas zonas al igual que la vida silvestre, pero por otra se ve afectado el desarrollo de nuestro país y la lucha contra la pobreza.
La pregunta es ¿Cuál decisión es la correcta? Los jóvenes como el presente y futuro de nuestra Patria, fueron los primeros en dar a conocer y exponer sus ideas sobre la explotación petrolera, en presentar al pueblo ecuatoriano y al mundo lo devastador o lo favorable que sería, si se realizara o no, la extracción del crudo en la Amazonía ecuatoriana.
YASunidos, una organización ecuatoriana a favor del Yasuní, realizó un acuerdo con el Presidente de la Republica, el cual consistía en la recolección de 600 mil firmas para proceder a una consulta popular, es decir, la decisión recaería en manos del pueblo.
Hace pocos días el plazo expiró y YASunidos llevó 700 mil firmas al Consejo Nacional Electoral (CNE) para verificación. Varias firmas han sido excluidas y anulas por no cumplir con ciertos requisitos de validez.
Saber si el Yasuní vive o no ha dado mucho que hablar, más aún cuando su explotación está siendo en este mismo momento debatida y analizada. Lo único que nos queda, es esperar el veredicto final, aguardar la decisión que marcará el futuro de nuestro país, de nuestro mundo y de todos los que lo conformamos.