La tecnología necesita estar más presente que nunca dentro de los procesos de educación y vida diaria de la juventud. Si bien antes éramos conscientes de esta realidad, la pandemia lo ha hecho aún más notorio: nos encontramos en un momento decisivo, en el que «el conocimiento y aprendizaje constituyen la base de la renovación y la transformación»1. El rol de los docentes debe ser precisamente el de crear curiosidad para incentivar a la creatividad y la innovación.
Tomemos como ejemplo las películas futuristas donde los robots superan a los humanos en intelecto, capacidad y desarrollo. Las mismas solo nos hacían pensar en situaciones irreales propias del género SCI-FI o de un futuro muy, muy lejano.
Actualmente, no es así. Escuchar historias como: «una máquina ganó un torneo mundial de ajedrez» ya no es noticia. Nos encontramos en la era de los nativos digitales, la generación tecnológica.
Por todo lo expuesto antes, debemos preguntarnos: ¿están nuestros niños preparados para afrontar el futuro?, ¿la forma como están estudiando hoy los está formando adecuadamente para el mañana? Para responder estas preguntas, es necesario echar un vistazo a los sistemas educativos del presente y compararlos con las necesidades de la juventud actual.
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Sin lugar a duda, el trabajo para desarrollar tecnologías que automaticen los procesos o tareas de la vida diaria se ha realizado. De hecho, una de las grandes preocupaciones de la UNESCO es cómo esas tecnologías podrían profundizar las desigualdades cuando el trabajador sea reemplazado por tecnologías que no entiende. Entonces, ¿cómo deben estar formados los adultos del futuro para enfrentar adecuadamente los cambios que ya se ven?
La educación que amerita memorizar ha quedado obsoleta. Los docentes, más que líderes del aula, deben ser guías en el proceso de aprendizaje. Su papel debe ayudar a los alumnos en un proceso de formación que ellos protagonicen, que les inspire a conocer más sobre los temas que serán esenciales para los trabajos del futuro.
El primer paso es entender que ser conocidos como parte de la generación o nativos digitales y el saber manejar un teléfono móvil o un computador, no es lo mismo que tener competencias digitales.
Una persona puede haber crecido usando herramientas tecnológicas y demostrar una carencia en su correcto uso y en la capacidad de generar resolución a problemas, a innovar o hacer uso de la creatividad.
El futuro ya está aquí. Es responsabilidad de las instituciones educativas, padres y docentes estar preparados para ser los guías idóneos en la formación de los niños y jóvenes que serán los líderes del mañana.
Por eso, en IBEC Latam, gracias al convenio con la UNESCO y el Marco Europeo de Competencias Digitales (DIGCOMP), ofrece programas educativos estructurados bajo estándares internacionales y que incluyen una certificación con alcance en los países de la Unión Europea y los Estados Unidos de América.
Estudiantes y docentes podrán desarrollar exitosamente sus competencias digitales ―innovación, creatividad, resolución de problemas y más― para convertirse en profesionales multifacéticos preparados para integrarse a la era de la transformación digital.
Citas:
1. UNESCO. Lo que necesita saber acerca del informe de la UNESCO sobre los futuros de la educación.