EDUCACIÓN

Educando con paciencia y corazón

Posiblemente has observado personas que tienen síndrome de Down, y has notado que tienen características físicas muy similares, como por ejemplo, ojos achinados, rostro más plano de lo habitual, nariz achatada y boca pequeña. Pero también suelen tener problemas de aprendizaje y les toma más tiempo de lo habitual aprender a hablar y desarrollarse por sí solos.

A pesar de todas estas dificultades y desafíos, los niños con síndrome de Down pueden asistir a centros educativos, hacer amigos, disfrutar de la vida y de hecho conseguir trabajo en la edad adulta. La clave está en recibir ayuda especial lo antes posible, es decir, durante los seis primeros años de vida.

Es importante considerar que la atonía muscular de estos niños determina diferencias en el desarrollo de la habilidad de caminar, o en la motricidad fina. Además, sus capacidades visuales son superiores a las auditivas, y su capacidad comprensiva es superior a la de expresión, por consiguiente su lenguaje es escaso y presenta cierto retraso. Pero lo que compensa sus deficiencias verbales son sus aptitudes más desarrolladas en lenguaje no verbal como el contacto visual, el empleo de gestos para  transmitir lo que sienten o simplemente su sonrisa.

Todos los niños necesitan estímulos para el aprendizaje y para desarrollar sus capacidades motrices, cognitivas y emocionales. Los niños con síndrome de Down también lo necesitan, pero ésto debe realizarse de una manera distinta debido a sus características especiales. Por esta razón, se han diseñado programas específicos que pretenden estimular al máximo los mecanismos adaptativos y de aprendizaje de los niños con síndrome de Down.

Lo principal para desarrollar este plan educativo es la paciencia, pues este proceso supondrá repetir varias veces las cosas, ya que los estos niños olvidan fácilmente lo aprendido. Para ello se debe establecer rutinas haciendo las cosas siempre de la misma manera, lo permitirá que asimilen la información. Otro aspecto que se debe tomar en cuenta es que estos niños se fatigan rápidamente y su atención no se mantiene por tiempo prolongado. Para combatir eso es necesario trabajar inicialmente con períodos cortos e ir  prolongándolos poco a poco. Por  último, para enseñar a leer a los niños con síndrome de Down no se deben  utilizar métodos convencionales, pues los métodos gráficos a partir de fichas o tarjetas que hacen la relación imagen con palabra, ponen en práctica su mayor capacidad visual para conseguir el objetivo propuesto.

Debemos tener presente que esta condición no convierte a las personas con síndrome de Down en inferiores a cualquier humano y por lo tanto su intervención en el medio social es tan importante como el de los demás. Pero sobre todo, tener síndrome de Down es una oportunidad para probar el esfuerzo, y mediante éste desarrollar diversos potenciales necesitando únicamente paciencia y el amor por parte de quienes conforman el medio social.

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Author: Editor
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