Casi todas las personas han asistido al colegio. Otros, como nosotros, seguimos asistiendo, y son (o, al menos, deberían ser) doscientos los días que pasamos en nuestras respectivas instituciones educativas, cinco días cada semana, aproximadamente ocho horas cada día. En otras palabras, dedicamos casi un tercio de nuestro tiempo al estudio. Sin embargo, este es el momento en que surge una cuestión: ¿realmente dedicamos nuestro tiempo al estudio?
En el ámbito educativo de nuestra nación, se han implementado diversos cambios, y numerosos programas pedagógicos han comenzado a tener lugar. Muchos de ellos han sido severamente criticados, otros han sido acogidos y elogiados, y otros simplemente están en proyecto; sin embargo - aunque este comentario pudiere ofender a la contraposición del gobierno -, hay que aceptar que todos sirven a un mismo propósito: aportar al progreso de nuestra nación.
Como se dijo previamente, cambios en la educación básica y de bachillerato, como la implementación del Bachillerato General Unificado (en septiembre del 2011, en el régimen Sierra; y en abril del 2012, en el régimen Costa) y la implementación del sistema quinquemestral, han recibido varias críticas no sólo de la prensa, sino también de los mismos estudiantes, quienes (a excepción de aquellos que están todavía indecisos acerca de su futuro) opinan que abarcar tantas materias en su preparación estudiantil restará tiempo que podrían utilizar para especializarse en las materias que son más afines a ellos y que serán de su ejercicio profesional. Existe también polémica en la educación superior, administrada por la Secretaría Nacional de Educación Superior, Ciencia y Tecnología, la cual está otorgando becas a alumnos con altos puntajes en sus pruebas y limitando el cupo de ingreso a universidades estatales para aquellos alumnos que muestren precarios niveles de conocimiento.
Aún así, a pesar de todas estas controversias y dificultades, esto es lo que nos toca vivir como estudiantes, sin saber si todas estas innovaciones serán de verdadero fruto para nuestro porvenir o si acabarán con nuestros sueños y planes para el futuro. Sin embargo, todos estos no son nada más que meros problemas insustanciales, pues nuestra educación no recae en las manos de ninguna entidad gubernamental o educativa: nuestro conocimiento, que será el que definirá nuestro futuro, depende estricta y únicamente de nosotros, los estudiantes, en quienes alberga la facultad para tomar la decisión de comenzar a escuchar a nuestros maestros y leer nuestros libros, o la de permanecer holgazaneando y desperdiciando todas las facilidades que se nos dan día a día
Fuentes: http://www.educacionsuperior.gob.ec/; http://educacion.gob.ec/ http://es.wikipedia.org/wiki/Sistema_educativo_de_Ecuador