Actualmente nos encontramos en la era de la información, considerada así por el alcance que ha tenido la digitalización y la influencia de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC). Para muchos, quienes tienen acceso y pueden manejar estas herramientas de la mejor forma, cuenta con las mejores oportunidades. No es una sorpresa entonces que una de las competencias con mayor demanda para los docentes sea la digital.
Por un largo tiempo ya, se ha considerado que las TIC son una necesidad para los profesionales de la docencia —así como para otros tantos—, no solo porque les permitirá afrontar mejor los retos emergentes, sino también a preparar a sus estudiantes para las exigencias laborales del siglo 21.
Y aunque el sector educativo ha intentado responder a esta demanda, nunca tanto y de una forma tan violenta como en el 2020, luego de que la expansión inexorable de la enfermedad del coronavirus obligara a miles de docentes y estudiantes a depender únicamente del mundo digital.
La educación del siglo 21
Las competencias digitales, entendidas como el conjunto de habilidades y conocimientos que permiten el uso seguro y eficiente de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC), han dejado de ser una simple recomendación para convertirse en parte imprescindible de la educación del siglo 21.
No solo por el contexto actual, sino también porque fomentan la inclusión social, dejando de lado las barreras espaciales y sociales. A su vez, esto permite que se tenga una igualdad de oportunidades laborales y, por consiguiente, económicas.
La docente Ivonne Rodríguez Pérez, de la Universidad Autónoma del Estado de México, explica que las competencias digitales de los docentes no solo estimulan la creatividad e innovación, «también [contribuyen en el] diálogo intercultural y [juegan] un papel importante en la superación de problemas de aprendizaje individuales»1.
Como se mencionó antes, este es un hecho que por largos años ha preocupado a muchos grupos dedicados a impulsar la educación de forma igualitaria, pero también a aquellos que reconocen los cambios que han transformado al mercado laboral.
La demanda de competencias digitales en docentes es una respuesta a la necesidad de que la educación prepare a los jóvenes para las exigencias del mundo laboral.
Ahora los profesionales necesitan ser capaces trabajar en equipo, solucionar problemas, tener un pensamiento creativo, pero también crítico y lógico, innovar, tener buena comunicación oral, liderazgo, determinación, perseverancia y más. Solo leerlo es bastante exhausto, ¿pueden imaginarse aplicarlo en un aula de clases?
Por suerte, actualmente existe mucho conocimiento (digital e impreso) cuyo objetivo central es presentar las TIC como un método pedagógico de integración y como herramienta didáctica, además de los impactos positivos y negativos que tienen en el proceso de enseñanza y aprendizaje. Vemos cursos autorregulatorios o dictados por otros docentes, canales de YouTube, webinars, eventos y miles de opciones más que solo necesitan el interés del docente.
La educación después del 2020
Esto es, tal vez, lo único bueno que puede haber resultado de la pandemia causada por el coronavirus. Los docentes se han visto en la necesidad de enfrentarse a esta realidad y comprender que deben fomentar sus competencias digitales.
Lo cierto es que se debe entender la importancia de que el aprendizaje se desarrolle en cualquier contexto y para ello es necesario estructurar una sociedad responsable y, sobre todo, conocedora del funcionamiento del mundo digital.
Ante la falta de una cura a corto plazo, debemos reconocer que las formas de enseñar y de trabajar cambiarán para siempre. Aunque muchos se hacen la pregunta de si estamos listos para ello, es probable que lo más importante sea si todos aquellos que aún se mostraban resistentes a la idea, se encuentran listos a intentarlo. El resto vendrá con el tiempo y el esfuerzo.
Citas
1. Ivonne R. Pérez (2007). La importancia de las competencias digitales de los docentes, en la sociedad del conocimiento. Revista Iberoamericana de Producción Académica y Gestión Educativa.