Transmitir al lector hechos mediante los tradicionales géneros es un tema complejo, aún más reflejar la realidad de varios países desde la magia y la adaptación de hechos inusuales que aparecen como parte de la cotidianidad.
Entre las líneas del conocido libro “Cien años de soledad” se refleja la creatividad y el nivel cognoscitivo del escritor Gabriel García Márquez, quien falleció el 17 de abril de 2014. En la algarabía del feriado por semana santa, los fieles seguidores del “Gabo” se impresionaron al recibir está noticia.
Hasta el momento se conocía que estuvo hospitalizado porque presentaba un cuadro de neumonía. En 1999, le diagnosticaron cáncer linfático que fue tratado con éxito en Los Ángeles (EE-UU). Con el paso de los años, padeció lagunas mentales como producto de la demencia senil.
En las librerías se refleja la importancia que los lectores le atribuyen al creador del realismo mágico, porque desde su defunción las ventas de los ejemplares duplicaron, especialmente del reconocido texto que habla de Macondo, en este libro Gabriel García Márquez escribió: “Morirse es mucho más difícil de lo que uno cree”.
El país de la cumbia y el vallenato fue el escenario donde nació quien sería en unos años el ganador del Premio Nobel de 1982. Gabriel José de la Concordia García Márquez se destacó como: escritor, periodista, editor, cuentista, novelista y guionista. Esta colección de profesiones le permitió afianzar su cultura y estilo, mismos que sirvieron como instrumento para ganar adeptos.
El monarca del realismo mágico plasmó en sus libros hechos de su vida, personajes de la realidad, acontecimientos de la vida social. Por ejemplo: en su niñez fue influenciado por su abuelo materno, Coronel Márquez, este personaje aparece en “Cien años de Soledad”.
Tras las dictaduras latinoamericanas, el “Gabo” defendió su ideología izquierdista en obras como: “La hojarasca”, “El otoño del patriarca”. También fue uno de los impulsadores del boom literario. Eventualidad que se produce para reflejar el talento literario latinoamericano que estaba sublevado a los textos clásicos europeos. En este acontecimiento nace el realismo mágico como modelo de los escritores, que serviría para renovar el paradigma tradicional de redacción.
Las personas que se inclinan por el mundo de las letras pueden incursionar no solo en literatura, también en periodismo como lo hizo Márquez. El Heraldo, El Universal, El Espectador fueron algunos medios para los que escribió, él perteneció a un grupo informal de escritores “Grupo de Barranquilla”, creó la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (encargada de capacitar a los periodistas de todas las herramientas para el desenvolvimiento comunicacional).
Ante el llamado de lo longevo la producción escrita redujo, destacándose así sus últimas obras: “Vivir para contarla” (2002), “Memoria de mis putas tristes” (2004), “Yo no vengo a decir un discurso” (2010).
Es notorio que la trascendencia de un literato se construye, día a día. Después de un mes de su muerte, familiares, amigos, conocidos y desconocidos recuerdan aquellos mundos que el “Gabo” registró en sus libros. Ante las críticas y homenajes, el valor de una eminencia literaria no se borra por la inexistencia física.